Una mañana de finales de Octubre

30-10-2012

Una mañana de finales de Octubre convirtió, en humo negro, los escasos dos meses de felicidad que su trabajo y tesón les había ofrecido… Un terrible incendio acabo con las ilusiones de una familia…

Esto quizás podría ser el comienzo de una novela, pero desafortunadamente es la narración terrible de una realidad.

Todos estamos casi acostumbrados y escuchamos, con cierto escepticismo, las desgracias ajenas que les ocurren a otros. A veces, incluso pensamos que estas cosas solo les pasan a los demás.

En esta sociedad que solo piensa en si misma, en esta vertiginosa vida en la que parece que la deshumanización forma parte de nuestra cotidianidad; un suceso como el que ocurrió el sábado a esta familia, despierta nuestras conciencias dormidas y nos descubrimos sintiendo una increíble empatía ante la desgracia. Entonces, imaginamos lo que tienen que estar pasando Lolo y su familia en estos momentos: las ilusiones truncadas, su casa construida con tanto esfuerzo convertida en cenizas, su trabajo desvanecido como el mismo humo, sus hijos en la calle, sus recuerdos destruidos, sus sueños rotos…todo perdido, absolutamente toda su vida destrozada sin piedad por las implacables llamas. Desembocando en lo que más puede doler a una familia: “perder su propia casa”.

¿Con qué ojos somos capaces de ver cómo toda nuestra vida se quema en unos minutos?

Imagino que es tan grande la impotencia que se siente, que lo único que piensas es cómo es posible que te esté sucediendo algo así….

Sabemos que son tiempos difíciles para la solidaridad , porque bastante tenemos algunos con aguantar estoicamente esta situación de inestabilidad social que estamos viviendo estos días…pero aún así… confío por encima de todo en la “sensibilidad humana” , en la capacidad de ponernos en el lugar de otros . Las tragedias nos unen, nos convierten en una piña y en ese momento, ya no existen diferencias de pensamiento. Por arte de magia, nos convertimos en un mismo corazón dispuesto a superar cualquier obstáculo.

Por todo eso, HOY apelo a esta solidaridad colectiva y pongo mi grito desgarrado y dolorido en el aire para que llegue hasta todos esos corazones que son capaces de ayudar por el simple hecho de “sentir escalofríos en su piel” ante una tragedia como ésta, tan cercana a nosotros y que le puede pasar a cualquiera.

Ayudemos a esta familia a reconstruir sus sueños

MUCHAS GRACIAS A TODOS

Rosa García Compadre